Desde la asociación “Con los Bécquer en Sevilla” queremos hacer un llamamiento para
que nos unamos en una petición conjunta que será enviada a los gobiernos municipal y
regional para salvar la Venta de los gatos. La asociación “Con los Bécquer en Sevilla”,
con número de registro 15146/1, se constituyó con la finalidad de mantener viva la memoria
de todos los miembros de la familia Bécquer: Gustavo, Valeriano, José y Joaquín.
Queremos involucrar a todas las instituciones y asociaciones de la ciudad con intereses
culturales para que unidos hagamos llegar a las autoridades nuestro empeño por salvar
uno de los pocos vestigios becquerianos que quedan en nuestra ciudad. Por todos es
sabido que Bécquer, como ya apuntara Rafael Montesinos, no le debe nada a la Sevilla
oficial. Cada uno de los logros que se han conseguido han partido siempre de la iniciativa
ciudadana; pensemos en los hermanos Álvarez Quintero, que escribieron “La Rima
Eterna” con el único fin de recaudar dinero para costear el monumento del parque de
María Luisa; pensemos en José Gestoso, que empleó la mitad de su vida en trabajar
para conseguir traer a Sevilla los restos de Gustavo y Valeriano, que reposaban en
Madrid, y que colocó la placa en su casa natal, realizada por Antonio Susillo; pensemos
en Montesinos, que consiguió que la casa natal de nuestro poeta fuera declarada monumento
nacional.
Rescatemos y hagamos nuestras las palabras que José Gestoso escribió en 1916,
refiriéndose al homenaje que se le rindió a los hermanos Bécquer:
“Nada hay más triste que el olvido, ni hay nada más noble y consolador que el recuerdo.
Nada honra más a un pueblo, nada lo enaltece como el culto de sus glorias queridas, y,
de entre ellas, las de sus artistas, las de sus poetas, eternos cultivadores del espíritu,
elegidos de Dios. Cuerpo y alma, como los hombres, tienen los pueblos, y es empeño
suicida e inhumano el pretender que se anule y se ahogue el alma en el progreso material.
Cuerpo y alma tiene Sevilla”
Nosotros no queremos que la Venta de los gatos caiga en el olvido y por ello necesitamos
la colaboración de todas las sensibilidades, para que juntos, una vez más, demos
a Gustavo Adolfo Bécquer lo que se merece.
“En Sevilla, y en mitad del camino que se dirige al convento de San Jerónimo desde la
puerta de la Macarena, hay, entre otros ventorrillos célebres, uno que, por el lugar en que
está colocado y las circunstancias especiales que en él concurren, puede decirse que
era, si ya no lo es, el más neto y característico de todos los ventorrillos andaluces.”
SALVEMOS LA VENTA DE LOS GATOS
I
Con estas palabras inicia Gustavo Adolfo Bécquer su narración sevillana “La Venta de
los gatos”, publicada en el periódico madrileño El Contemporáneo el 28 y 29 de noviembre
de 1862. Han pasado más de 150 años desde entonces y ¿qué queda de este lugar?
No el que Gustavo contempló, pisó e inmortalizó.
Desde los tiempos de Bécquer la venta ha sufrido diversos cambios puesto que con la
construcción del cementerio de san Fernando el paisaje urbano cambió. En la actualidad,
curiosamente, es el único edificio de planta baja que queda en la zona, -quizás
desentonando, porque la Historia y la Literatura no encajan en casi ningún sitio ya que
está rodeado de altas construcciones.
No sólo la desidia y la negligencia han hecho de este lugar un sitio para el olvido, también
la barbarie y la ignorancia han cubierto de cemento y de albero las palabras que un
día aparecían en la placa que recordaba la importancia de este lugar para el atlas sentimental
de Sevilla, borrando así el único nexo entre la venta y el escritor que la hizo
famosa.
En 1964 Joaquín Caro Romero escribió, a modo de reivindicación, una “Carta a Gustavo
Adolfo Bécquer”, publicada en ABC, donde hablaba de familias humildes que vivían al
amparo de estas paredes que serían insignificantes si nuestro poeta no las hubiera convertido
en historia. Ya no quedaban los árboles, ni el columpio de Amparo, ni la parra, ni
las tejas rojas. Ya se hablaba de la demolición de la venta, pero han pasado 51 años y
ahí sigue, milagrosamente.
Según declaró Antonio Illanes, con motivo de la realización del busto de Bécquer que se
colocó a escasos metros de la venta, y basándose en viejos papeles que conservaba, la
venta es típicamente del siglo XVII, en el XVIII fue propiedad de las monjas de Santa
Clara. La venta fue ermita, molino de yeso, taller de un humilde escultor, marmolería y
vivienda de hortelanos. En los años 50 volvió a ser Venta.
Lo que ahora podemos ver difiere mucho de lo que había, es fácil comprobarlo viendo
fotos de otras épocas. La casita blanca de la que hablaba Gustavo ahora es de color
albero, tal vez como sugerido escenario de una muerte anunciada. Ojalá nos equivoquemos.
Mantener y conservar la Venta de los gatos es importante porque sería mantener
no sólo la memoria de un autor y de una obra literaria, sino también conservar un vestigio
de aquellos edificios que eran tan comunes en el siglo XIX y que salpicaban el
camino que conducía desde Sevilla a San Jerónimo.
SALVEMOS LA VENTA DE LOS GATOS
II
Salvar la Venta de los gatos es un deber, una obligación para el futuro de la ciudad, de
la cultura sevillana, puesto que es una huella del patrimonio popular. Es un milagro que
haya llegado hasta nuestros días, así que no comentamos la estupidez de destruir el
único ejemplo de edificación tan típico de nuestra ciudad y de nuestra cultura.
Es indispensable conservar un edificio que si bien desde el punto de vista artístico
podríamos decir que no tiene valor dada su sencillez, sí lo tiene, sin embargo, desde el
punto de vista arquitectónico por ser el último ejemplo de algo que fue común en la
fisonomía de la ciudad. Salvando esta humilde y sencilla edificación salvaremos una
parte de la historia de la ciudad, salvaremos una época y engrandeceremos la memoria
del poeta que cambió el rumbo de la lírica española, Gustavo Adolfo Bécquer. A él se lo
debemos, a él que siempre llevó a Sevilla en su corazón, a él que siempre llenaba sus
textos con continuas referencias a la ciudad que le vio nacer.
En 1970, año de celebraciones del centenario de la muerte de Bécquer, se alzaron algunas
voces pidiendo que se hiciera de la venta un relicario de la Sevilla de otros tiempos,
e incluso que se convirtiera en un museo becqueriano. En los años 70 la venta no era
más que los despojos de lo que fue la que pisara nuestro Gustavo Adolfo. José Molleja
Espinosa reclama su rehabilitación para que en verano se sirva gazpacho, en invierno
cocido y se venda la famosa narración bien editada en distintas lenguas.
En 1974 la Comisión de Patrimonio Histórico-Artístico elaboró un informe en el que
decidió que la venta debería ser demolida por carecer de valor alguno. En dicho informe
se señalaba que el inmueble careció de interés y valor ya en tiempos de Bécquer. Y se
apunta la posibilidad de colocar un azulejo recordando el lugar de ubicación de la Venta.
El milagro se había prolongado otros diez años… Ya no podremos salvar el recuerdo de
lo que Gustavo Adolfo contempló, pero sí podemos salvar la memoria de Sevilla y de
Bécquer.
En el año 1977 la fachada de Venta de los gatos fue tapada quizás para cubrir la
vergüenza del lamentable estado en el que se encontraba el edificio. En 1981 el estado
que presentaba era desgarrador, estaba hecha una pura ruina, y afortunadamente se
rehabilitó. Tan sólo el carril bici ha respetado este becqueriano lugar que su dueño finalmente
se ha decidido a vender. Tenemos que impedir que el comprador sea alguien
ajeno al compromiso becqueriano, alguien que lo destine a cualquier uso que no sea un
lugar para la Cultura, un Museo Bécquer, una Fundación Bécquer, un lugar para el Barrio
de Las Golondrinas.
SALVEMOS LA VENTA DE LOS GATOS
III
Bécquer nació en Sevilla hace 180 años y no podemos consentir que este vestigio becqueriano
desaparezca fruto de la dejadez y la ineficacia de esta ciudad. Hay un colectivo
de ciudadanos empeñado en rescatar este lugar para devolverle el esplendor que
tuvo hace 150 años.
No podemos permitir que este patrimonio histórico-cultural de la ciudad se pierda,
deberíamos conseguir que se convirtiera en un lugar emblemático, un lugar para Bécquer,
la Poesía, un lugar para la ciudad.
“Por último, llegué al ventorrillo; lo recordé más por el rótulo, que aun conservaba escrito
con grandes letras en una de sus paredes, que por nada; pues en cuanto al caserío, se
me figuró que hasta había cambiado de forma y proporciones. Desde luego puedo asegurar
que estaba mucho más ruinoso, abandonado y triste. La sombra del cementerio,
que se alzaba en el fondo, parecía extenderse hacia él, envolviéndolo en una oscura
proyección como en un sudario.”
Si no queremos que estas palabras sigan siendo una realidad eterna tenemos que
impedir la pérdida de este edificio que si bien no es ninguna joya arquitectónica, lo es
desde el punto de vista del patrimonio, de la cultura… No podemos vivir sin tradición,
es una obligación mantener nuestro legado. Antonio Illanes quiso hacer lo mismo, quiso
comprar la Venta de los gatos para convertirla en un museo becqueriano. Es hora de
hacerlo ya.
Es por ello que desde la Asociación “Con los Bécquer en Sevilla” solicitamos la
adhesión a esta iniciativa.
Gracias por su atención y su posible colaboración,
Pilar Alcalá, Secretaria de la asociación.
Imagen de la placa pintada contiene este texto :
“En esta casita, en tiempos pasados venta andaluza, ocurrieron las escenas célebres de fiestas, de amores y tragedias que inspiraron
al cisne sevillano, el gran poeta Gustavo Adolfo Bécquer su famosa leyenda La Venta de los Gatos. Los admiradores del poeta pusieron
esta lápida para perpetuar y recordar este romántico recuerdo. Donada por José Suárez Durán, marmolista de esta casa. Enero 1928”.
Pueden ponerse en contacto con nosotros a través de:
conlosbecquerensevilla@gmail.com
pilaralcala@ono.com
658361002
Con la colaboración del Círculo Podemos Cultura Sevilla:
podemosculturasev@gmail.com
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